Con un crecimiento sostenido en pasajeros, inversión estratégica y una ubicación geográfica envidiable, Bogotá se prepara para convertirse en una de las principales puertas de entrada y conexión aérea del continente. Bajo el ambicioso proyecto Bogotá Ciudad Aeropuerto, Colombia apuesta por consolidarse como el próximo gran hub latinoamericano, con visión a largo plazo y fundamentos sólidos que apuntan a una integración inteligente entre el aeropuerto y su entorno urbano, económico y social.
Aeropuerto El Dorado en Colombia: el más transitado de LATAM
Durante la reciente Conferencia ALTA CCMA & MRO, realizada en Cancún, México, se presentó formalmente la hoja de ruta para hacer realidad esta transformación. En entrevista con medios en Ciudad de México, Mónica Sánchez, gerente de Promoción de Inversión en Invest in Bogotá, explicó que este plan no es una idea nueva, sino una estrategia de más de una década que comienza a materializarse.
Con el lema “Bogotá, el punto de conexión con el mundo”, la ciudad busca posicionarse como una aerotrópolis de escala continental: un ecosistema en el que la operación aeroportuaria no se aísla, sino que se conecta de forma activa con zonas industriales, de servicios, centros logísticos, espacios comerciales y comunidades residenciales.

Una ubicación estratégica y una infraestructura en expansión
El aeropuerto El Dorado ya es el primero en tráfico de pasajeros en América Latina, con más de 46 millones de usuarios al año y previsiones que alcanzan los 55 millones para 2030. Uno de sus mayores activos es su ubicación estratégica, con una distancia promedio de solo 4.8 horas de vuelo hacia las principales capitales de la región. Esta conectividad lo posiciona como un punto natural de convergencia para pasajeros, mercancías e inversión.
Actualmente, El Dorado opera con un terminal de carga robusto, pero de forma aislada al tejido urbano que lo rodea. La nueva visión busca revertir eso. Según Sánchez, “el reto está en generar una ciudad aeropuerto integrada, que no solo funcione para el transporte aéreo, sino que active el desarrollo económico en las zonas aledañas”.
1.5 billones de dólares de inversión: Bogotá Ciudad Aeropuerto
Hasta ahora, el plan Bogotá Ciudad Aeropuerto ha movilizado más de 1.5 billones de dólares en inversión pública y privada. Sin embargo, esto apenas representa el comienzo de una transformación mayor. La visión a 2035 contempla una ciudad-aeropuerto completamente funcional, donde las actividades aeronáuticas se articulan con centros logísticos intermodales, clústers de innovación, manufactura avanzada, y servicios empresariales de alto valor.
Esta nueva Bogotá será también un territorio preparado para el nearshoring, una tendencia global que busca relocalizar operaciones cerca de los mercados finales. Con infraestructura, conectividad y talento, la capital colombiana se proyecta como uno de los destinos más atractivos de América Latina para estas operaciones.
Colaboración entre México y Colombia
Ciudades como Querétaro, líderes en fabricación y mantenimiento aeronáutico, representan una referencia directa para Bogotá, tanto en términos de desarrollo industrial como de colaboración binacional. Actualmente, México es el tercer socio comercial de Colombia a nivel internacional, y una pieza clave para consolidar su presencia regional.
De igual forma, Bogotá-Región sigue impulsando alianzas estratégicas con ciudades clave de América del Sur y el Caribe, ampliando así su red de influencia como capital empresarial y nodo logístico del continente.

¿Qué es una aerotrópolis?
El concepto de aerotrópolis no es nuevo, pero sí revolucionario. Se trata de un modelo de desarrollo urbano que coloca al aeropuerto como núcleo económico y geográfico de una ciudad. En lugar de estar en la periferia, el aeropuerto se convierte en catalizador del crecimiento, atrayendo empresas, inversiones y talento, además de ofrecer servicios urbanos pensados para quienes viven, trabajan y viajan en torno a él.
Ejemplos como Incheon en Corea del Sur, Amsterdam Schiphol o Dallas-Fort Worth en Estados Unidos muestran el potencial de este modelo. Bogotá busca seguir este camino, adaptándolo a sus propias condiciones territoriales, sociales y económicas.