En las últimas semanas, una serie de accidentes aéreos ha generado preocupación entre los viajeros y ha reavivado el debate sobre la seguridad en la aviación. Y es que, a pesar de que volar sigue siendo estadísticamente uno de los medios de transporte más seguros, el impacto de estos accidentes en la percepción pública es considerable.
La incertidumbre sobre las causas de los accidentes y el poco tiempo de distancia que ha habido entre ellos, han llevado a muchos pasajeros a preguntarse si su próximo vuelo es realmente seguro.

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Una constante de accidentes preocupantes
Uno de los accidentes más graves ocurrió el 29 de enero de este año, cuando un avión de pasajeros de American Airlines colisionó con un helicóptero del ejército estadounidense cerca de Washington, dejando un saldo de 67 víctimas fatales. Este suceso rompió con una racha de más de 15 años sin accidentes mortales en aerolíneas comerciales en Estados Unidos.
Días después, el 31 de enero, un avión ambulancia se estrelló en Filadelfia, causando la muerte de seis personas a bordo y de una persona en tierra. Asimismo, en Alaska, una aeronave tipo Cessna sufrió un accidente fatal con un saldo de diez fallecidos.
A estos incidentes se suman situaciones de riesgo que, si bien no han resultado en tragedias, han elevado la preocupación sobre la seguridad aérea. En Seattle, un avión de Japan Airlines rozó una aeronave de Delta mientras era remolcado, y en Houston, un avión de United Airlines se incendió al momento del despegue, obligando a una evacuación de emergencia.
Hay que recordar que a principios de 2024, el 5 de enero, una aeronave de la aerolínea Alaska Airlines sufrió el desprendimiento de una de sus partes que se encontraba a un costado del fuselaje. El incidente ocurrió a solo unos minutos de que la aeronave Boeing 737 MAX-9 despegara de su viaje de Portland, Oregón hacia Ontario, California.
Cinco meses después, la compañía fabricante de aeronaves tuvo otro incidente; esta vez con 400 pasajeros a bordo en un vuelo de Air Canada que se dirigía hacia París, Francia. Según los reportes, la aeronave Boeing 777 comenzó a arrojar fuego al momento del despegue, por lo cual, el piloto tuvo que aterrizar de emergencia y los pasajeros fueron trasladados al Aeropuerto de Pearson en Toronto, sin lamentar pérdidas humanas.
La seguridad aérea en la balanza
Si bien, los accidentes fatales en la aviación comercial son inusuales, la reiteración de incidentes menores genera desconfianza entre los usuarios.
Sin embargo, un estudio del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) revela que la probabilidad de que un pasajero pierda la vida en un accidente aéreo es de una en 13.7 millones. Además, entre 2018 y 2022, las muertes por incidentes aéreos disminuyeron en un 7% anual en promedio, lo que refleja mejoras constantes en los protocolos de seguridad, según el MIT.
Asimismo, frente a los recientes incidentes, la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) y la Administración Federal de Aviación (FAA) han iniciado investigaciones para esclarecer las causas y determinar responsabilidades. Se espera que los informes finales tarden al menos un año en completarse, aunque desde ahora se han identificado fallas en el control del tráfico aéreo y en la inspección de aeronaves.

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