México cuenta con más de 130 Pueblos Mágicos, pero una buena parte del turismo se concentra en apenas una docena de ellos. Eso significa que todavía hay muchos destinos fuera del radar, donde puedes disfrutar de paisajes espectaculares, historia viva, gastronomía local y cultura auténtica sin las multitudes. Para quienes buscan una escapada diferente este verano, vale la pena mirar hacia esos lugares menos conocidos que ofrecen una experiencia más relajada y, en muchos casos, más memorable.
Desde pueblos mineros que se reinventan como refugios artísticos hasta enclaves montañosos rodeados de cafetales y tradiciones, estos cinco destinos ofrecen una excelente alternativa para unas vacaciones distintas. Ideales para viajes en carretera, escapadas en pareja o aventuras de fin de semana largo, cada uno tiene su propio ritmo y personalidad, pero todos comparten algo en común: son lugares que vale la pena descubrir antes de que se vuelvan tendencia.
Pueblos mágicos poco conocidos en México
1. Cuetzalan, Puebla

Enclavado en la Sierra Norte de Puebla, Cuetzalan es un pueblo mágico de calles empedradas, niebla casi permanente y un fuerte legado indígena. A poco más de cuatro horas de Ciudad de México, este destino combina paisajes selváticos con una cultura viva que se manifiesta en sus danzas, rituales y mercados tradicionales. Aquí se habla náhuatl, se bebe café cultivado en las laderas y se celebran ceremonias como la de los voladores de manera auténtica, no solo para turistas.
Entre las actividades imperdibles: recorrer grutas subterráneas como Atepolihui, visitar la cascada Las Brisas o simplemente perderse en su mercado dominical, donde se pueden probar antojitos locales y comprar textiles bordados a mano. Cuetzalan ofrece una experiencia completa para quienes buscan desconectarse del ritmo urbano y reconectarse con las raíces de México.
2. Mapimí, Durango

Mapimí es un pequeño pueblo mágico del semidesierto duranguense que mezcla historia minera con mística moderna. Fundado en el siglo XVI, vivió su auge durante el Porfiriato gracias a la minería de oro y plata. Hoy, su arquitectura colonial y calles tranquilas conservan ese aire de otro tiempo. A pocos kilómetros se encuentra el famoso Puente de Ojuela, una impresionante estructura colgante que conecta con las antiguas minas.
Pero el mayor atractivo está en los alrededores: Mapimí es la puerta de entrada a la llamada Zona del Silencio, una región desértica donde se reportan fenómenos poco comunes, desde alteraciones magnéticas hasta avistamientos inusuales. Ya sea por su historia documentada o por su reputación legendaria, este pueblo ofrece una experiencia distinta y fascinante para viajeros curiosos.
3. Mazunte, Oaxaca

Mazunte, en la costa del Pacífico oaxaqueño, es una alternativa perfecta para quienes buscan mar sin resorts ni multitudes. Conocido por su fuerte enfoque en la conservación, aquí se encuentra el Centro Mexicano de la Tortuga, dedicado a la protección de especies marinas. El pueblo, aunque pequeño, tiene una vibra relajada y consciente: cafés orgánicos, tiendas de productos locales, retiros de yoga y alojamiento sustentable.
Punta Cometa, el punto más occidental del estado, ofrece una caminata ligera con vistas espectaculares al atardecer, mientras que las playas cercanas como Mermejita o San Agustinillo son ideales para nadar o simplemente descansar. Mazunte se disfruta mejor sin planes fijos: es un destino que invita a bajar el ritmo, reconectar con la naturaleza y vivir descalzo por unos días.
4. Coscomatepec, Veracruz

A los pies del Pico de Orizaba, Coscomatepec ofrece vistas de montaña, clima fresco y una mezcla interesante de cultura mestiza e indígena. Aunque es poco conocido fuera de Veracruz, este pueblo es ideal para quienes disfrutan de la vida tranquila de provincia, con plazas arboladas, mercados activos y arquitectura colonial bien conservada. Los días nublados le dan un aire íntimo y pintoresco.
Es también un centro textil importante, con mujeres artesanas que elaboran prendas tradicionales en telares de cintura. Además, la zona cafetalera cercana permite visitar fincas familiares y probar café veracruzano de altura directamente de sus productores. Para los más aventureros, hay rutas de senderismo con vistas al volcán y actividades como ciclismo de montaña.
5. Mineral de Pozos, Guanajuato

Mineral de Pozos es una de las sorpresas más interesantes de Guanajuato. Lo que alguna vez fue un próspero centro minero se convirtió en un pueblo casi abandonado, y ahora vive un renacimiento como destino cultural. Las minas abandonadas, como Santa Brígida, son accesibles para visitas guiadas, y su paisaje árido le da un carácter cinematográfico que atrae a fotógrafos y creativos.
El pueblo ha desarrollado una oferta pequeña pero refinada de hospedaje boutique, galerías, estudios de artistas y restaurantes de cocina local con toques contemporáneos. Aquí se celebran festivales culturales, sesiones de temazcal y conciertos íntimos, todo en un entorno que mezcla lo histórico con lo alternativo.
Cada uno de estos Pueblos Mágicos ofrece una alternativa auténtica al turismo convencional. Ya sea explorando grutas y rituales ancestrales en Puebla, contemplando el desierto duranguense o descansando frente al mar en Oaxaca, estos destinos invitan a viajar el verano 2025.